Inmigración y delincuencia en España

WILLY TOLEDO SE VA A CUBA

Willy Toledo se va a Cuba

Whilly Toledo se va a Cuba y ante la tristeza que nos embarga la futura ausencia de tan insigne progre en tierras españolas, hemos decidido publicar una oda que hemos encontrado en Revoluciona.


A la patria de Hugo Chávez
Willy Toledo llegó,
con las pintas que usualmente
suele llevar este actor:
su pañuelo palestino,
su desaliño ramplón,
y ese aire de Che Guevara
que cultiva con primor.
Viaja huyendo de esta España,
que es nido de la reacción,
guarida de los mercados
y el capitalismo atroz.
Y aterriza en Venezuela
a ver la revolusión,
y a alabar los grandes logros
del pueblo trabajador
de esas tierras tropicales
en que Bolívar nació.
Llega quizás a escuchar
el trino libertador
del pájaro chiquitico
que a Maduro le pio.
Y es que nada más bajar
la escalera del avión,
pasmado de todo pasmo
Guillermito se quedó.
Porque en España sus gracias
ya no las ríe ni Dios,
pero los bolivarianos,
que arropan al español,
aplauden sus tristes tópicos
de izquierdista tontorrón
y jalean, zalameros,
su marxismo en alcanfor.
Lo pasea por Caracas
su séquito adulador,
entre sonrisas del trópico,
merengue, arepas y ron.
Lisonjas bolivarianas
le dedican sin rubor,
con esa grandilocuencia
y ese tonillo dulzón
que la gente del Caribe
tiene como condición.
Se lo llevan a un programa
que hay en su televisión,
y un comisario político,
vestido de locutor,
le hace preguntas a Willy
que, hinchado de presunción,
larga estólidos dislates,
como si fuera un doctor.
Willy Toledo echa pestes
de su país, cómo no.
Dice que no hay democracia
en el Estado español.
Que las fuerzas policiales
torturan sin ton ni son.
Que el neoliberalismo
se ha hecho con el control
y que envidia a Venezuela,
y a su líder bienhechor.
Que el mundo capitalista
le produce repulsión.
Que Europa, con Norteamérica,
son el mal, la explotación,
el abuso, el acabose,
la tiranía, el horror.
Y de tanta repugnancia,
y de tanta desazón,
y de tanto desagrado,
y de tanta frustración,
y de tanto sufrimiento
(como hombre y como actor),
Willy Toledo revela
su prudente decisión
de irse a residir a Cuba,
que es el mítico bastión
de todos los socialistas
desde que el muro cayó.
Y allí que se irá Toledo,
a vivir como un señor,
junto a la nomenklatura
que hace la robolución.
Tal vez irá al Tropicana,
o rondará el Malecón.
Tal vez le pondrán un coche
y el chófer será un soplón).
Tal vez lamerá el esfínter
de Raúl, el dictador
(pues el de Fidel, su hermano,
ya no está a disposición).
Que se jodan los decrépitos
tiranos de esa nación.
¡Se nos va Willy Toledo!
¡Bendito sea el Señor!


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