Inmigración y delincuencia en España

NO DISPAREN AL PIANISTA


Reconozco que me gusta una buena polémica más que a Rato una sauna. Aún así, sé que debería evitar meterme en este charco cada vez de mayores proporciones que es dar opinión sobre Podemos; pero es que observo cómo se levantan voces desde nuestras filas, día a día con mayor número de fieles, llamando a la guerra santa contra el rojo y se me llevan los demonios.
Parece que tener al enemigo en el punto de mira ha puesto de acuerdo a un buen puñado de “camaradas” de esos que hasta aquí te resultaba difícil poner cara. Mucho ardor guerrero dormido se está desatando y quizás ha llegado el momento de hacer crecer mi número de desafectos poniendo los puntos sobre mis íes.

A día de hoy y salvo que me haya perdido algo, Podemos no tiene cargos electos dentro del territorio español. Por tanto, la gestión de la crisis económica, la desaparición de MILES DE MILLONES de fondos públicos y el consecuente recorte en prestaciones sociales o salarios para poder cuadrar partidas presupuestarias, los más de 5 millones de parados, los rescates NO RECUPERABLES a la banca, los 50 desahucios DIARIOS, los 6 millones de inmigrantes con sus respectivas ayudas de integración, la desmembración de la nación Española víctima de un secesionismo impulsado por oligarquías provincianas corruptas y los datos alarmantes de la cantidad de familias de compatriotas que ya se sitúan en el umbral de la pobreza, no pueden ser achacables a nadie más que los partidos del régimen de 1978 y de manera especial al “patriótico” Partido Popular.
Ante todo esto, agitar la bandera de “que vienen los rojos” es una estupidez, producto de mentes ralas, de espíritu y hábitos reaccionarios que sin ningún género de dudas, no han entendido nada de lo que es el fascismo.
La cochambre de “los grandes de España”, el caciquismo rural -que sigue en muchísimas áreas instalado hasta el tuétano-, de la oligarquía empresarial o financiera, toda esta chusma de corruptores de los que ha surgido firmemente cual pararrayos esta castuza de políticos rufianes, tiene que tener, como decía el poeta, su mármol y su día. Y a mí personalmente me gustaría que fuéramos nosotros su notario, ¡cómo no!, pero si nuestro músculo en este crucial momento no es capaz de seguir nuestra mente ¡¡al menos que lo haga alguien!!.
Esto no significa que sea ningún ingenuo; soy perfectamente consciente de las ideas que laten detrás de los líderes del “movimiento ciudadano”, pero esa es una factura que tendremos que saldar en su momento, no ahora a cuenta de convertirnos en mamporreros de la derecha y todo lo que ésta representa de injusticia y vejación.

Pero hay otra lectura más allá de la puramente política y es la lectura moral.
¿A quién le importa de verdad lo que está pasando en este país? Porque a la inmensa mayoría de nuestra sociedad le importa un puto huevo. La catastrófica situación que España está viviendo solo sirve para animar charlas de sobremesa con café, copa y puro. España se ha convertido en una nación de miserables burgueses pusilánimes, gentes acomodadas – hasta en la pobreza – dispuestas a vender desde las joyas de la abuelita hasta su propia dignidad, con tal de seguir saliendo los fines de semana y alargar su propia agonía un año más. Seres patéticos que están esperando que alguien les saque las castañas del fuego mientras terminan una conversación acerca de la corrupción con la frase “¿tú qué harías si estuvieras ahí?” y una boba sonrisa cómplice compartida por todos los contertulios.

Esta es la triste realidad y precisamente este es uno de los grandes problemas que tenemos en el “área”; más allá de la dichosa estrategia, la falta de motivación, la falta de interés y la falta de compromiso. No nos fustiguemos más, somos el reflejo de nuestra sociedad.
Y Podemos ha sido capaz de romper esa apatía. Hay que reconocerlo. Y como consecuencia de ese reconocimiento es inevitable sentir – si no admiración – sí al menos respeto por lo que están consiguiendo: romper con la apatía generalizada.

Son adversarios, sin duda, pero son adversarios dignos. Dejad de menospreciarlos con tonterías y tópicos rancios.
A mí me inspiran más respeto que la mayoría de mis compatriotas.


LARREA   NOV/2014

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