Inmigración y delincuencia en España

¡JAPR PRESENTE!



Hoy es 20N, un día controvertido en si mismo, más que nada porque confluyen en él dos conmemoraciones completamente distintas.

La primera creo que es la que a todos nos viene a la mente cuando pensamos en ese día, la conmemoración de la muerte de Francisco Franco, personaje al que no dudamos ni un segundo de tildar de cobarde, pusilánime y traidor, aquel que vendió el glorioso movimiento nacional

a los intereses del clero, los terratenientes y finalmente a los empresarios tecnócratas del Opus Dei y a los EEUU, creando así un legado de dependencia que aún así, ni hoy hemos podido sacudirnos, escupiendo de este modo, en la memoria de aquellos que dieron su vida y su juventud en una violenta cruzada para salvar a España de las garras del comunismo y la burguesía.

En relación con ella, el 20N tradicionalmente ha sido el día emblemático de la derecha más rancia y retrograda, ganándose de este modo, el más que justificado epíteto otorgado por las antiguas Bases Autónomas en los años ochenta del siglo pasado, de VERGÜENZA NACIONAL, y desde luego no seremos nosotros quienes lo cuestionen, pues esa derechona, es y será siempre uno de los principales enemigos de un movimiento identitario joven y moderno como es el nuestro.

Sin embargo, como siempre decimos, preferimos centrarnos en lo positivo para no caer en la estéril crítica por la critica. De este modo, preferimos aprovechar estas breves líneas para revindicar la segunda conmemoración (a menudo olvidada) que tiene lugar ese día y la cual no es otra que la de la muerte de Don José Antonio Primo de Rivera y Saez de Hereida, un autentico héroe para nosotros y nuestro movimiento, socialista (en el buen sentido de la palabra) hasta la médula y el cual luchó hasta el último día por sus ideas, las cuales distaban mucho de la casposa tiranía que surgió tras la Guerra Civil, siendo finalmente como todos los héroes de la historia, traicionado y asesinado, ofreciendo de este modo su juventud como sentido tributo a aquella causa en la que de corazón creía.

Con los ojos perlados y el corazón henchindo de congoja, no podemos más que alzar unidos nuestros brazos al sol y entonar un sentido ¡¡¡PRESENTE!!!, sin dejar ni por un momento de pensar en la repugnancia que sentiría Don Jose Antonio, si de estar vivo pudiera contemplar con sus propios ojos en qué ha degenerado la fecha de su muerte.
Fuente: Zentropa Iberia

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