Ciñéndonos a la doctrina propia de la Alianza de Civilizaciones, ahora apoyada abiertamente por el PP, los latigazos que recibirá una juntaletras saudí por decir caca, culo, pedo, pis en antena, deberían entenderse como un hecho normal dentro de lo que es la cultura de aquellos lares. De lo contrario, nos situaríamos en una postura claramente etnocéntrica, es decir, estaríamos juzgando una cultura desde nuestra propia escala de valores lo cual quedaría muy lejos de lo que predican los prebostes de la Alianza de Civilizaciones.
Entonces, ¿qué debe hacer un buen progre en estos casos?
Existen tantas posibilidades como modalidades de progre, pero si del progre instutucional estamos hablando, es decir, si nos enfrentamos ante un individuo que hace de su condición de progre su modo de vida, vease el amigo chicharra, observaremos con pasmo como ante este tipo de situaciones el progre institucional permanecerá en la sombra, agazapado, cuasi invernando, hasta que los medios cocinen alguna noticia en la que pueda pronunciar alguna de las siguientes palabras mágicas: neo-nazi, fascista, homófobo o xenófobo.
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