Así es, no es que se trate de una nueva subcultura delictiva que tenga entre sus rituales de iniciación el llevar prendas de color azul, no. Se trata nuevamente de los amigos de azul [concretamente la Unidad de drogas y crimen organizado], el poder coercitivo del Estado propiamente dicho, que una vez más se han dedicado a meter la mano donde no deben.
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